CuartoPoder / Verónica Torres Medrano
Morelia, Mich.- Siete de la mañana, la fila estaba a media cuadra de Calzada ala Huerta. Las primeras personas llegaron entre 3 y 4 de la mañana, el objetivo, ser los primeros en recibir el refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 en el segundo día de aplicación.
En esta ocasión, la entrada fue por el Centro de Investigación, Arte y Cultura (CIAC), casi frente al Panteón Municipal, y poco a poco la fila llegó a la altura de los módulos que Gobierno del Estado instalo para el reemplacamiento. De ahí, empezó a realizarse doble fila.
El frío no fue impedimento para que los treintones estuvieran formados. “Ayer no pude y hoy conseguí permiso para entrar más tarde al trabajo”, se escuchó entre los ‘chavorucos’, que entre el trabajo y su familia, esperaron el segundo día de aplicación ante una logística de última hora.
Con chamarras y cobijas, bebés en brazos y poco ambulantaje, se dio en uno de los cuatro módulos que se instalaron para la aplicación de la vacuna.
Dieron las 8:00 de la mañana, pero fue media hora después cuando avanzó la fila. Mujeres embarazadas y personas con discapacidad tenían preferencia para entrar. Sin embargo, hubo quienes se molestaron por está acción.
En la entrada, dos señoras exigieron entrar con sus hijos treintones, toda vez que su señor acompañó a su hijo a qué lo vacunaran. Los Servidores de la Nación explicaron que el joven tenía discapacidad motriz, tema que no les importó a las señoras y un policía tuvo que intervenir para evitar que ingresaran a la fuerza.
El señor llevaba del brazo a su hijo, a quien le decía que tenía que ser fuerte al momento del piquete, “todo estará bien”, se escuchaba en el pasillo rumbo al módulo, donde les dieron preferencia y vacunaron al chico primero que a los demás. Su sonrisa fue el agradecimiento al personal de salud y a los servidores de la nación que están al pie del cañón en la vacuna.
“AstraZeneca, lote 4122MC171” gritaron los Servidores de la Nación para que los treintones completarán la papeleta de registro. El personal de salud alistando las agujas. Por fila, hasta cuatro enfermeros atendiendo, los doctores en espera de que hubiera reacciones y, en esta ocasión, sí hubo señalética para los baños que, muchos de los jóvenes tuvieron que usar por el tiempo de espera en lo que arrancaba la jornada.
“Gracias” fue una constante de los “chavorrucos” al salir del módulo. Afuera, unos cuantos vendedores de ambulantes circulaban por la zona, principalmente café, fruta y tamales. Mientras que la gente seguía llegando a formarse.
