Morelia, Mich., a 05 de junio de 2018.- Este año, la Comisión de Pesca del Estado (Compesca), tiene como meta producir 50 mil crías de pez blanco en un medio controlado y 50 mil por el método natural, ello con la finalidad de preservar la especie y realizar acciones de repoblamiento en el Lago de Pátzcuaro.
Julio Vargas Medina, titular de la dependencia dio a conocer lo anterior tras informar que el año pasado se inició con la construcción e instalación de un invernadero, el cual consta de tres estanques de geo-membrana, un módulo de canaletas para la incubación de alevines y producción de alimento vivo, así como un tanque de almacenamiento de agua de 180 litros.
El funcionario dio a conocer que el personal de la reserva ecológica realizo previamente la captura de reproductores, misma que consistió en recorrer las localidades de Erongarícuaro y Quiroga en donde aún se pueden encontrar peces de esta especie.
Una vez realizada la extracción de los reproductores, se obtiene el material genético para realizar la fecundación y encubar el huevo en nidos de nylon para su posterior cultivo en los sistemas antes señalados.
Es importante señalar que el pez blanco de Pátzcuaro, conocido originalmente en la lengua p’urhépecha como kurucha (pescado) urapiti (blanco), es un pez endémico del altiplano mexicano que se consume desde tiempos prehispánicos y que podemos ver representado en las múltiples expresiones culturales del pueblo p’urhépecha como en la pintura, música, danza, poesía, artesanías, entre muchas otras.
En la zona lacustre p’urhépecha, el consumo de pescado es muy importante desde tiempos precolombinos. De esto nos habla el glifo prehispánico de la región de Michoacán que está plasmado en el escudo del estado y en el reverso de los billetes de 50 pesos.
Esta región se cataloga como uno de los últimos relictos de la cultura lacustre mesoamericana, la cual fue muy importante para el desarrollo de los pueblos más representativos del México prehispánico.
El pez blanco se considera un producto gourmet que puede alcanzar una talla que va de los 25 hasta los 40 cm y de 200 a 500 gramos de peso; sin embargo actualmente su pesca en el lago de Pátzcuaro ha disminuido considerablemente.
Esta especie tiene una gran demanda en el mercado local y regional, alcanza precios que oscilan entre los 200 y 800 pesos el kilo, dependiendo de la temporada y la talla, lo cual incentiva una sobreexplotación del recurso hasta llevarlo prácticamente al borde de la extinción.
De tal manera que hoy en día se consideran inexistentes las capturas de esta y otras especies endémicas en el lago.
A pesar de esta, el pez blanco de Pátzcuaro no se encuentra enlistado en la Norma Oficial Mexicana de protección a especies nativas, NOM-059-2010-SEMARNAT, ni tampoco se encuentra en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), aunque según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) sí se reconoce como especie en peligro de extinción.
Por todo lo anterior, es necesario y urgente, realizar acciones encaminadas a la conservación de este tipo de especies que se encuentran en peligro de desaparecer de los ecosistemas acuáticos mexicanos y de las listas de biodiversidad acuática del mundo.
La acuacultura, es una estrategia para la conservación del patrimonio biológico, social y económico de la zona lacustre, El pez blanco es una especie considerada como patrimonio cultural en la zona lacustre de México.
Una alternativa para evitar la extinción de este y otros organismos acuáticos es el uso de la acuacultura, la cual es definida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como el cultivo que interviene el proceso de cría para aumentar la producción de organismos acuáticos en zonas costeras y continentales.
Según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se calcula que para el año 2050 seremos en el planeta alrededor de 9 mil 600 millones de personas, las cuales demandaremos aproximadamente 113 millones de toneladas de proteína de origen animal —actualmente consumimos 64 millones.