Por Helena Cintora
Todos conocemos la importancia de una buena fotografía, lo vivimos constantemente cuando las tomamos para postearlas en redes sociales, analizamos de manera rápida e inconsciente hasta cierto grado, lo que estamos queriendo transmitir.
Lo mismo nos deparan las próximas elecciones, la fotografía es un elemento en la comunicación política de las precampañas y campañas a las que se debe prestar especial atención. Verse bien, guapa o guapo no es suficiente, se debe ir más allá para lograr que la imagen sea congruente con la idea que se ha construido del personaje. No podemos hablar de un candidato serio, formal, profesional, capaz de sentarse en todas las mesas, si en las imágenes aparece desaliñado o descuidado, esto es simplemente incongruencia.
El reto verdadero en esta contienda es que las imágenes transmitan un mensaje, que sean coherentes; solíamos ver al candidato llenando plazas y calles, mostrando «músculo», demostrando que las personas lo siguen y apoyan, pero ante la pandemia, donde la distancia es vital y las aglomeraciones están prohibidas, ¿cuál es la imagen por la que se debe apostar?, la respuesta es única para cada político, tanto el estratega de la imagen como el fotógrafo deben estar claros sobre lo que buscan lograr con la cámara, basados en el concepto central de la campaña.
El lenguaje fotográfico en la política es poco dominado, muchos no sabrán que hacer en este tema si no cargan bebés o besan a los adultos mayores. Deben tener muy claro que una sola imagen los puede impulsar o derrocar, el error nunca desaparecerá, los marcará y quedará para la posteridad. El aspecto físico, tema del que ya hablé en anterior ocasión, es el elixir para generar un buen mensaje visual.
Donde las cámaras están por todos lados, donde cada celular sirve de testigo, deben apostar por la innovación, por romper estereotipos, por fotos que transmitan y generen interacción, emoción, viéndose auténticas y reales, sobre de las imágenes donde hay abuso de filtros y retoques con photoshop. ¿Cuántas veces ha pasado que no reconocemos a los políticos en su publicidad? El esconder con estas herramientas de edición las canas, las arrugas y los kilos de más, es un pésimo mensaje, ¿cómo podemos confiar en ellos, si ni ellos mismos lo hacen?.
El expertis del fotógrafo es primordial, ellos saben capturar la esencia, transmitir emociones, deben tener claro que el 90 por ciento de sus votantes no los conocerán en persona, pero si mediante sus fotografías, y será a través de éstas, que generen o no una empatía por los aspirantes.