Por Patricia Padrón
La falsa esperanza que da el oxígeno suministrado en casa no es más que una triste arista más en esta epidemia a causa de COVID-19.
Al principio, se creyó que teniendo respiradores suficientes se podía hacer frente al virus y salvar vidas, al paso de los meses, nos dimos cuenta que conectarse a un ventilador es, en la mayoría de los casos, la antesala de la muerte.
Luego vinieron meses de estira y afloja, de repetir todos los días la alerta de lo que podría pasar y aun así pasó, los hospitales están llenos y la gente está muriendo en sus casas.
En el mejor de los casos, el oxígeno se los prescribe un doctor, pero hay quienes solo acuden a comprarlo de forma desesperada para que su papá o mamá, abuela o abuelo, no tenga esa sensación de ahogarse por no poder respirar.
Las filas para lograr recargar un tanque son extensas y desgastantes, ya hay también quienes aprovechan para lucrar con la necesidad de vida, pero al final el resultado casi siempre es el mismo.
Mueren por miedo a ir a un hospital y no volver a ver a sus familias.
Mueren porque aún persiste la ignorancia de quienes asumen que “en el hospital los están matando”.
Mueren porque se niegan a aceptar que podrían tener COVID-19 y ni la prueba se hacen.
Mueren porque aun sintiéndose mal, no acuden al médico.
Mueren también, porque llegan al hospital cuando sus órganos están dañados irreversiblemente por la falta de oxígeno que sufren por días, incluso semanas.
México se colocó como el tercer país con más muertos a causa del COVID-19 a nivel mundial, por encima de países con mayor población, y esto, solo con las cifras oficiales, en 2 años, veremos realmente la mortandad al realizarse el estudio epidemiológico de muertes excedentes durante la epidemia.
Duelen los 3 mil 381 michoacanas y michoacanos que ya no están y que podrían ser menos si la población hubiera acatado las medidas sanitarias que se les repitieron hasta el cansancio.
Pero, hay que decirlo, algo se debe de estar haciendo bien en Michoacán cuando, aun y estando rodeado de 6 estados en semáforo rojo, Colima, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Estado de México y Guerrero, se mantiene en amarillo.
El Gobernador Silvano Aureoles Conejo, será recordado como el mandatario que luchó sin tregua y sin descanso contra el COVID-19 aun y con medidas poco populares pero que al final del día, salvaron vidas.
Jamás se ha cansado, día tras día, de trabajar para proteger a la población, aun contra su voluntad, porque eso hace un verdadero jefe de estado.