Por Roberto Pantoja Arzola
El proceso interno que definirá a la coordinadora o coordinador nacional de los comités en defensa de la cuarta transformación está por concluir en los siguientes días. Esto que ha sido una contienda fraterna entre compañeras y compañeros del movimiento, ha tenido momentos álgidos y también ha dejado lecciones importantes de cara a la histórica elección que definirá al próximo presidente de México.
La primera arista que arroja se encuentra sin duda en la necesidad de priorizar la unidad al interior de las fuerzas progresistas a fin de poder enfrentar con éxito la contienda frente a los partidos de la derecha. Resulta claro que bajo cualquier escenario, MORENA y sus partidos aliados tienen amplias posibilidades de alzarse con la victoria en la elección presidencial, pero solo será la unidad la que permita que el bloque de las izquierdas también llegue con una sólida mayoría al Congreso de la Unión.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador ha colocado en la lucha por el congreso una apuesta relevante que tiene que ver con una serie de reformas con las que pretende concluir su mandato si es que los partidos de la Cuarta Transformación logran amalgamar una mayoría calificada en ambas cámaras. Una reforma al poder judicial, una reforma electoral y la consolidación de la Guardia Nacional, son al menos tres cambios legales prioritarios aún en la agenda lopezobradorista.
Una lección adicional que está dejando este interesante e innovador proceso interno, es la urgente necesidad de que los aspirantes presidenciales abran al debate público sus propuestas y la agenda programática de continuidad y fortalecimiento de la cuarta transformación. Si bien existen restricciones jurídicas para que esto suceda, son los propios partidos del movimiento quienes deben de masificar los espacios a donde acudan ciudadanos organizados y la sociedad civil a exponer sus prioridades y anclarlas en un amplio programa político.
Finalmente, es destacable que aún a pesar de las tensiones y las fricciones que se han dado entre las llamadas, se le ha cerrado el paso a la posibilidad del rompimiento. La estatura moral del presidente López Obrador sigue siendo, en este sentido, el gran baluarte que mantiene cohesionado a todo el movimiento.
La lucha por el poder y la definición del rumbo histórico del país enfrentará horas y días decisivos en esta semana. Iniciaremos septiembre con fuertes definiciones, pero resultará imperativo para los dirigentes del movimiento hacer un balance que permita recoger experiencias y aprendizajes que fortalezcan áreas de oportunidad de cara a la definición de todas las demás candidaturas.