Zamora, Michoacán, a 13 de marzo de 2018.- El próximo 24 de marzo, Tarecuato, municipio de Tangamandapio, realizará la feria del Atole, en donde se podrán degustar más de 50 diferentes sabores de esta bebida. La Maiápita o Feria del Atole no es sólo una feria ni un evento comercial; es un ritual ceremonial, que la tradición purépecha recrea y que el pueblo de Tarecuato ofrece al paladar del visitante.
Está vinculada al territorio y a los ciclos agrícolas y rituales, es ocasión de agradecer colectivamente a la naturaleza, también reúne a los siete barrios reconocidos del pueblo en cercana convivencia. Desde tiempos inmemoriales, Tarecuato elabora atoles salados, dulces, agrios y picosos; el visitante puede degustar alrededor de catorce sabores reconocidos como tradicionales, unos de frutas, otros de legumbres, y otros más de cortezas y hojas aromáticas. El maíz es de todos, el ingrediente básico, y junto al conocimiento de la variedad y selección de grano, se hace posible saborear un buen atole: kamáta ásïpiti.
Sin fogón tampoco hay buen atole, el sabor y consistencia es importante por ello debemos de tener una buena olla de Patámban, una cuchara de madera de Pamatácuaro y una batea de Sirío para lograr un excelente atole de Tarecuato. Hay atoles que también curan como el de aguamiel o akambari, que beneficia al aparato digestivo, y otros como el de t’okeri, que alivian los malestares luego de las desveladas de las grandes fiestas.
Tradicionalmente el atole, forma parte de los momentos relevantes del ciclo de vida del purépecha está presente en el nacimiento como alimento de la madre y se obsequia en el bautismo; en la “fuga” de la novia y en el “perdón”, se ofrece a los padres de la joven “raptada”, y también forma parte en la fiesta de la boda. Igualmente se bebe atole como parte del evento ceremonial, donde se da nombramiento de “cargueros” y no puede faltar en los velorios y en la espera de las “animas”.
Siguiendo la tradición, toda la familia participa en la preparación de los atoles; desde quien cultiva y cosecha el maíz, las frutas, las legumbres, y las hojas aromáticas, hasta el proveedor de leña para las paranguas, el niño que corre por el piloncillo, y quien propiamente prepara la bebida.